El jueves 10 de octubre, la base central del Servicio Nacional Aeronaval (Senan), en Cocolí, corregimiento de Veracruz, estaba envuelta en la oscuridad y una densa neblina. Una camioneta 4×4 de color gris ratón se detuvo en la garita de entrada. En su interior se encontraba el comandante Luis Antonio De Gracia, director general de esta entidad de seguridad del Estado. “¡Buenos días!”, resonó con fuerza la voz del comandante desde el asiento trasero. Los dos agentes de turno en el puesto de control respondieron al saludo y, de inmediato, informaron a través de su radio al centinela en la puerta del edificio 3005 sobre la llegada del director. Segundos después, una campana sonó para avisar que el comandante se encontraba en el perímetro. De Gracia, quien celebró su cumpleaños número 50 el 25 de septiembre, descendió del vehículo vestido con ropa cómoda de entrenamiento, sin marcas deportivas de moda, salvo por sus zapatillas. A medida que se dirigía a su despacho, saludaba y estrechaba la mano de todos, sin importar rangos ni puestos, hasta llegar a su oficina, donde revisó y firmó documentos pendientes. A las 5:50 a.m., el comandante De Gracia salió del edificio y sumó a su sencillo atuendo unos audífonos circumaurales. Junto a su personal de confianza, caminó hacia un costado del auditorio, donde, desde un altillo de concreto, saludó a unos 30 uniformados y animó a otros 10 funcionarios del Senan a unirse al grupo para iniciar el entrenamiento matutino. “¡Buenos días a todos! ¡Que Dios los bendiga! Vengan, vamos, yo me levanté a las cuatro de la mañana y ya el Señor me dio dos horas para ponerme al día con Él”, exclamó el director, quien profesa la religión evangélica. Después de 45 minutos de calentamiento, ejercicios y carrera, el grupo concluyó con una exigente rutina de abdominales que varios no lograron completar, a pesar de las palabras de aliento del comandante: “Vamos, hay que terminar; el dolor no existe, eso es mental”. “Gracias a todos por acompañarme hoy. Recuerden: quien bien le sirve a la patria, bien le sirve a Dios”, se despidió De Gracia a las 6:40 a.m. antes de regresar a su oficina. A las 7:30 a.m., ya uniformado, se dirigió al comedor para desayunar, pero hizo una pausa para saludar a los pequeños hijos de los funcionarios, quienes esperaban sentados en un busito blanco antes de dirigirse al COIF “Pasitos Firmes del Senan”. Lanzamiento de la ‘Operación Panamá 3.0’ Luego de disfrutar de su desayuno y recortarse el cabello en la barbería del Senan, el comandante De Gracia se subió a su automóvil. Junto a su equipo de seguridad, salió de la base central rumbo a la primera misión del día, que quizás era la más importante: el lanzamiento de la “Operación Panamá 3.0” en la sede de la Policía Nacional (PN) en Ancón. La “Operación Panamá 3.0” es un despliegue policial con 1,032 nuevas unidades, 100 vehículos y 50 nuevas motos con el que se busca combatir las pandillas en cada rincón del país a y recuperar la seguridad para los buenos ciudadanos. A las 9:30 a.m., el jefe del Senan se encontraba en la oficina del director general de la PN, Jaime Fernández. Veinte minutos después, ambos se dirigieron al patio trasero de la institución para reunirse con los demás directores de los estamentos y el ministro de Seguridad Pública, Frank Alexis Abrego. El comandante De Gracia, el ministro Abrego y los demás directores dieron la bienvenida al presidente de la República, José Raúl Mulino, quien lanzó oficialmente la ‘Operación Panamá 3.0’. A las 12:30 p.m., el director del Senan regresó a la base central para atender dos reuniones: la primera con su equipo de oficiales y, posteriormente, una reunión privada. A la base aérea de Howard A las 2:15 p.m., encontró un momento para almorzar, pero antes se cambió de ropa y se puso el overol de vuelo. A las 2:45 p.m., salió nuevamente de la sede del Senan y se dirigió a la Base Aérea Teniente Octavio Rodríguez Garrido en Howard, donde debía realizar un vuelo para evaluar la eficiencia operativa. Acompañado por un comandante, De Gracia voló el helicóptero AN-15 del Senan y, tras 30 minutos, aterrizó. Aprovechó la ocasión para motivar a la banda de guerra de la institución, que ensayaba en un patio contiguo a la base, instándolos a ser los mejores en los venideros desfiles patrios. “Lo mejor que tiene el Senan es la gente que te rodea, el recurso humano, si no te rodeas de gente buena no funcionas tampoco”, aseguró De Gracia al terminar su charla con los músicos de la banda. Para las 5:45 p.m., el director regresó a la base de Cocolí, revisó, firmó notas y documentos, y se volvió a cambiar de ropa, ahora con el uniforme regular. A las 7:45 p.m., partió hacia un restaurante local para asistir a un agasajo ofrecido por el ministro Abrego a la medallista de plata olímpica, Atheyna Bylon. Allí compartió hasta las 9:00 p.m., para concluir así su día de trabajo.